Wine Memories 2007
Una de las viñas más caras del mundo se instala en Chile
domingo, 08 de abril de 2007
Azucena González San Martín
Enfoques, Economía y Negocios
La firma tiene una tradición de dos siglos en la industria vitivinícola. Su llegada a Chile es su primera incursión internacional.
Hace un tiempo, Louis Michel Liger Belair, vizconde y enólogo, pasó a llevar con su tractor tres parras de vides mientras hacía actividades agrícolas en su viñedo de Borgoña, en Francia. Su pasión por su terroir y los viñedos hicieron que desde ese accidente abandonara el uso del tractor y se dedicara a cultivar a caballo, para minimizar el riesgo de cualquier posible error en el manejo del viñedo.
No es para menos, si se toma en cuenta que Louis Michel Liger Belair pertenece a la séptima generación familiar dueña de la afamada viña Chateau de Vosne Romanée, una de las más exclusivas del mundo. Ubicada en la llamada Costa de Oro de Borgoña, al sur de Dijon, sus vinos figuran como los segundos más caros en todo el orbe (ver recuadro). Son reservados con anticipación por figuras de talla mundial, como el cantante Bono, David Bowie o, en el pasado, Alfred Hitchcock. Y además sus orígenes en la vitivinicultura tienen directa relación con el general Napoleón Bonaparte, pues en 1815 éste le cedió el viñedo a Louis Liger Belair en pago por servicios militares prestados.
Con esta tradición sobre los hombros, ahora la empresa de los Liger Belair se apresta a aterrizar en nuestro país, en un proyecto en el que participan dos socios chilenos. El arribo de la francesa se convertirá en la primera incursión de esta nobiliaria viña fuera de Francia.
Para el proyecto Vosne Romanée se asoció con Pedro Parra, uno de los principales asesores en terroir de Chile, y François Massoc, enólogo (ver recuadro), quienes ya constituyeron la sociedad Liger Belair Massoc y Parra, con un tercio cada uno. La compañía está en proceso de inscribir la etiqueta y denominación con que saldrán al mercado ante los organismos de propiedad industrial chilenos. Por lo mismo, ahora las guardan bajo siete llaves.
Nueve años de análisis
El proyecto, confirma François Massoc, se orienta a producir en Chile muy poco volumen, pero de altísima calidad, lo que se denomina «vinos de excelencia», que superan incluso la clasificación ícono. En suma, vinos tan exclusivos como los que consiguen en el terroir francés, convencidos de que nuestro país tiene las mejores condiciones geográficas y sanitarias para llevar a cabo esta iniciativa.
«Estamos trabajando desde 1999 en el proyecto», dice Massoc, quien señala que la ubicación en el Hemisferio Sur les permitirá aprovechar dos vendimias en el año. Aunque los gestores evaluaron otras posibles plazas vitivinícolas para desarrollar el proyecto, como Argentina y Australia, éstas no calificaron.
La primera, porque no está libre de filoxera, el temible parásito que diezma los viñedos, además de pesar el factor político. La segunda, porque pese al estupendo marketing que los australianos han desarrollado a nivel mundial para posicionar sus vinos, sus terroir tienen demasiado sol, lo que -puntualiza Massoc- impide la producción de vinos finos como los que ellos buscan.
Valles y mercados
En suma, concluyeron que Chile posee las mejores condiciones agroclimáticas y sanitarias, además de considerar la nacionalidad de los dos socios chilenos.
Massoc, Parra y Liger Belair ya tienen definidos los valles con que iniciarán en Chile el proyecto: contarán con media hectárea en el alto Cachapoal y otra media hectárea en Maipo, cerca de Pirque, en ubicaciones que aún están negociando, si es que arriendan los predios o compran las uvas en esta primera etapa del arribo.
Sin perjuicio de ello, siguen evaluando otros valles, con la expectativa de construir una bodega propia en un plazo de dos a cinco años.
«Lo que se busca es hacer un proyecto no efímero. Será una inversión importante, pero a su debido tiempo», explica François Massoc.
El plan de la nueva viña franco-chilena es producir vinos pinot noir, chardonnay y cabernet sauvignon, bajo técnicas totalmente artesanales, para estar en los mercados externos hacia fines de 2008 o principios de 2009.
En volumen, proyectan no más allá de 3 mil a 4 mil botellas en el primer año, cuyos precios partirán en los 50 dólares.
«Es imposible salir en Chile con botellas tan caras (como las de Europa), pero el proyecto apuesta a hacer las botellas más caras de Chile», explica Pedro Parra.
«Éste es un plan a mediano y largo plazo. Nuestros hijos son los que verán los resultados. A nosotros nos interesa hacer bien las cosas y no hipotecar la marca», acota Massoc.
El objetivo, al igual como los vinos que Chateau de Vosne Romanée produce en Francia, es exportar la totalidad de la producción hacia los mercados mundiales -Japón, Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, Bélgica y la misma Francia-, orientados a restaurantes y hoteles, ya que son vinos que ni siquiera se comercializan en tiendas especializadas, salvo excepciones en Europa. Los vinos ya están comprometidos.
Los nexos en Europa
Hijo de padre francés, Francois Massoc, ingeniero agropecuario, se fue a fines de los «90 a Borgoña, ciudad donde estudió enología en el instituto Guyot, en la Facultad de Enología de la U. de Borgoña. Allí conoció a Michel Liger Belair, forjaron una estrecha amistad y comenzaron a trabajar el proyecto de expansión a Chile. Pronto se les unió Pedro Parra Emilfork, quien había sido compañero de curso de Massoc en Chile en la Alianza Francesa. Parra es ingeniero forestal de la U. de Concepción y doctor en terroir del Instituto Nacional Agronómico de Paris Grignon. Es considerado una eminencia en el rubro en Chile y en Sudamérica, uno de los 8 especialistas en terroirs del mundo, lo que explica que sea asesor de las más importantes viñas de Chile, como Concha y Toro en sus proyectos premium, del empresario Aurelio Montes y las viñas Matetic, De Martino, Tabalí, Montgras y Bodega Fontana de España, entre otras. Desde 2006 que Massoc es director técnico de Calyptra, la viña ligada al cirujano José Zarhi.
Precios con glamour
Con sólo 3,2 hectáreas de viñedos en el corazón vitivinícola francés -donde hay registros de producción de vinos desde el año 965 d.C.- Chateau Vosne Romanée se dedica a la producción de vinos cuyos precios hoy se catalogan como los segundos más caros del mundo: se inician en los 700 euros la botella del año (sobre $ 500.000) hasta incluso llegar a los 20 mil euros una botella de 1969. El vino más caro es monopolio de otra viña vecina, Romanée Conti, cuyos productos comienzan en los 3.500 euros la botella del año y pueden llegar a cotizarse en 38 mil euros la unidad de cosechas anteriores.
Maximiliano Morales, socio la consultora Andes Wines, explicó que estos precios no son poco frecuentes en la industria europea, ya que allí se conjuga una tradición de más de 500 años en el negocio con un sistema de compras a futuro de los vinos, a través de los llamados «negociants». Éstos, empresas, cooperativas o familias, se basan en la calidad con que saldrá un determinado vino al mercado, se dedican a comprar vinos de cosechas futuras, con años de anticipación, lo que hace que cuando ese vino llega al mercado, ya casi no hay oferta para comprarlo spot, elevándose los precios. Eso explica que sean frecuentes las reservas y subastas de vinos de cosechas que no son del año, con valores exorbitantes para los que no están en el negocio.
El sistema funciona porque en Francia existe una muy rigurosa regulación para la producción vitivinícola para resguardar que ésta sea de buena calidad y que no se destinen predios a cepas que no alcanzarán todo su potencial. Por ejemplo, Vosne Romanée produce sólo vinos de la variedad pinot noir. En Chile la única que opera a través de los negociants es Almaviva, el joint venture entre Concha y Toro y Baron Philippe De Rothschild.
Fuente: http://www.economiaynegocios.cl/noticias/noticias.asp?id=24818
andes@andeswines.com